autodestrucción controlada.

Daniel Alonso Viña
4 min readJan 3, 2020

--

Demasiado conflicto en mi vida, la canción se acaba, el tiempo termina, todo permanece excepto yo.

Comienza la batalla, comienza el verdadero conflicto

No puedo beber, sobrevivir sin agua en este mundo seco.

no hay nada.

escribo mientras escucho a philip glass tocando mad rush.

no consigo comprender

tengo lo ojos cerrados, lo labios sellados, los sentimientos a flor de piel, me transporto en un carrusel, en una nave espacial, a en una especie viaje sideral.

cada nota, cada espacio, cada segundo

d

consigo respirar, leo en voz alta la reclama de mi dios, rezo con todas mis fuerzas, esperando que aquel llegue y me salve, que algo me salve, que

no espero nada

busco el teclado como un ciego busca su bastón.

Autodestrucción programada,
hundirse en el infierno para experimentarlo y volver luego de él para poder contarlo. Hundirse, meterse como un oso en su madriguera. Yo meterme en los vicios más destructores que provea nuestra sociedad. Luego volver después de haber visto toda esa basura humana y escribir sobre ello. Has de convertirte en la misma basura que críticas y sobrevivir y volver a ser tu mismo, no vale perderse en el proceso y no volver nunca. No me parece tan difícil, dada tu tendencia a los vicios. Beber, fumar, meterse alguna droga fuerte y salir de fiesta, sin dinero, a lo peores antros de la ciudad, conocer a gente nueva que te joda la vida, que se aproveche de ti, perder dinero, perder la casa, perder a tu familia, seguir con aquellos te han timado, mentido y robado. Ellos tienen la droga. Hacer todo eso, follar con ellos y ellas, sin condón. Tener un hijo, criarlo entre la basura, dormir entre contenedores o debajo de un puente. Sobrevivir al invierno, tener neumonía y no poder ir al hospital, pedir en la calle. Maldecir a la sociedad que te ha dejado caer así, odiar a tu familia, a los que te han dejado solo, sin dinero, perdido. Amenazarlos si no te dan dinero para la droga, sólo un poco más. Robar a tu madre las joyas de abuela, venderlas por unos tiros de heroína, volver a dormir en el suelo, volver a pedir dinero prestado a tus amigos. Dormir en el calabozo, ir a la cárcel.

Ser violento allí dentro, clavar una navaja a un guardia que te pego hasta desangrarte el otro día. Ir a la cámara del silencio, estar allí quince días. Quince días en silencio con tus pensamientos, decidir el primer día que cuando salgas vas a volver, vas a volver y escribir sobre todo aquello. Pasan los días y no poder escapar, pasan los días y no puedes dejar de pensar, tu mente vaga por todos lo recovecos, todas las malas experiencias, todos los amigos muertos por las drogas, todas las mentiras, todas las amenazas a tu familia, todas las lágrimas de tu madre, de tu hermana pequeña, de tu hermano, de tu padre, de tu abuela. Todos tus antiguos amigos te dejan, piensan que estás muerto en alguna parte, en algún rincón de la existencia en el cielo o entre la basura, entre ratas y cáscaras de huevo, en un río, en el mar. Pasan más días, quieres volver, quieres volver y escribir de todo aquello, pero hace mucho que no escribes, no has leído en cinco años, no has escrito nada. Ya no puedes volver, ya no hay vuelta atrás, llegaste demasiado lejos, estabas demasiado drogado, demasiado perdido, demasiado sólo como para volver y escribir sobre todo aquello. Es demasiado tarde. Han desaparecido todas las oportunidades, sólo eres un drogadicto más. Pasan los días, día diez, no puedes más con el silencio, tus pensamientos se vuelven insoportables, tu mente grita, escupe, vomita las verdades. Entonces lanzas tu cabeza y ese demonio que te hace tanto mal se estrella contra la pared. Sale sangre, te desmayas. Delgado, escuálido, débil, inconsciente. Te sacan de esa tosca celda, te llevan al hospital. Te despiertas encadenado a la cama, dos guardias en la puerta. A los pocos días te devuelven a la celda. Estás cansado, tienes jaqueca cada vez que te levantas, el dolor es insoportable, la vida es insoportable, pero lo es desde hace mucho tiempo, y un poco más de dolor no va a evitar que existas. Aunque sea eso lo que todos esperan.

Entonces, como si una fuerza te cogiera de la ropa y te guiará y te obligará a seguir vivo, tu mano agarra un maldito lápiz y empieza a escribir.

Hola, no os recomiendo que os hundáis en el infierno para luego subir a la tierra a contarlo. No merece la pena. El mundo puede ser muy tenebroso, la vida puede convertirse en una habitación de cuatro paredes oscura, silenciosa, solitaria e infernal. No teneis ni puta idea de lo que es el infierno. Vuestra imaginación lo romantiza, juega con ello como si supusiera alguna especie de escapatoria a vuestra vida actual. ¿Queréis pensar que vuestra vida es una mierda? adelante, pero no os recomiendo probar esta.

--

--

Daniel Alonso Viña
Daniel Alonso Viña

Written by Daniel Alonso Viña

Escritor de poca monta sobre temas que me vienen demasiado grandes.

No responses yet