Biden, un parche insuficiente.
Pese a no haber pisado nunca Estados Unidos, me siento un poco americano. No lo puedo evitar. Su cultura ha tenido una profunda influencia en mí a través de los años.
Cuando llegan momentos decisivos como este, siento que esta elección me incumbe a mí también. Sigo la política estadounidense desde la crisis económica que destruyó occidente. Aquel ‘virus estadounidense’ contagió a España con tanta fuerza en una época en la que yo era tan joven, que no pude más que girarme y mirar a ver que pasaba en aquellas tierras lejanas. Era un lugar místico que me moría por descifrar.
Las elecciones de 2016 fueron una revelación. Se descubrió ante mí una parte de América que no conocía, y a la que nunca había prestado atención. Desde ese día, he aprendido mucho, y mi opinión ahora es un poco diferente.
El país se encuentra tan inmerso en sus batallas internas, que no tendrá más remedio que atenderlas y dejar de creerse los reyes del mundo. Estados Unidos ha hecho su trabajo fuera de casa, pero ahora debe volver a limpiar la suciedad que se ha ido acumulando durante los años. Esa limpieza, esa puesta en marcha de nuevo, implica solucionar problemas crónicos en la educación, la sanidad, el ejército y la cultura, que se han deteriorado lentamente durante todos estos años.
En este contexto, Biden es un parche insuficiente.
Además, él no es un revolucionario. Más bien todo lo contrario. Pero sobre sus hombros se ha impuesto la tarea de revolucionar América. Pero los que tienen esta ilusión están abocados a la decepción de sus expectativas.
Biden no es ese hombre. Su carrera política se ha construido sobre las ideas de otros, sobre los acuerdos consensuados, o la mediación entre liberales y conservadores. Cuando se vea en la tarea de gobernar, no tendrá la fuerza ni la energía para imponer ideas en las que no cree, aunque todos sus votantes confíen en él.
Sólo un revolucionario de pensamiento y un demócrata de corazón (Bernie Sanders) podría asumir ese país heredado y enfermo de Trump, y luchar sin descanso por imponer una visión de futuro esperanzadora.
Por todo esto, Biden sólo es un parche para los problemas tan fundamentales y las batallas napoleónicas en las que se desangran los Estados Unidos de América. Aun así, yo también espero que gane.
