De vuelta al patrón oro?

Daniel Alonso Viña
4 min readNov 5, 2019

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Ha sido complicado encontrar argumentos a favor de la vuelta al patrón oro, aunque políticos que lo defienden en Estados Unidos hay unos pocos. Son personas que, sin apoyo de ningún profesional en la materia, defienden la vuelta al patrón oro como la única forma de salvar a Estados Unidos de la catástrofe, sin hacer frente ni por un momento a los insalvables impedimentos que se presentan en el hipotético caso de que se decidiera volver al patrón oro. El problema debe ser que, como siempre, Trump se ha rodeado de gente que defienda sus irracionalidades. Para eso no hace falta creer en la vuelta del patrón oro, sino que sólo se trata de tener la peripecia artística de actuar como si así lo creyesen. Yo también lo haría, si así tuviera la oportunidad de formar parte del séquito del presidente de Estados Unidos y observar los quehaceres de un loco que en un chasquido de dedos puede cambiar el mundo entero.

Ahora bien, argumentos que defienden la vuelta al patrón oro no basados en ficciones, es decir, apoyados por argumentos científicos, hay pocos o ninguno. Los únicos relevantes son los que hacen una crítica de nuestro sistema actual, que sin duda tiene problemas, pero para los que el patrón oro no tiene una solución concreta. El más relevante y que levanta más escamas entre la gente es la idea de que el dinero que tenemos ahora es dinero ‘ficticio’, no hay un valor real detrás que sostenga su precio, sino que el valor del dólar depende de que todos creamos que un dólar vale su precio comparado con otras monedas, sin poder referenciar este a un valor real fuera del comercio y las creencias. Esto es simplemente mentira, no porque el valor del dinero actual no sea en parte ‘ficticio’, sino porque el dinero, el valor monetario de algo, siempre es y siempre será ficticio. El dinero es un medio de comparación entre las cosas y servicios que necesitan los seres humanos para convivir en el contexto en el que sea. El oro tiene un valor base porque en última instancia se considera un material precioso, pero la única razón de que esto sea así es porque todos creen que es así. Si esta consideración desapareciera, todo su valor ‘real’ desaparecería, ya que no sirve para nada concreto, más que para abastecer la percepción de objeto ‘valioso’ que tiene de él la gente. La utilización del oro como residente de valor base para el comercio fue una decisión arbitraria que se tomó en su tiempo pero que hoy en día no se sostiene objetivamente por ningún costado. Argumentos en contra de la vuelta al patrón oro he encontrado muchos, empezando por constatar que, en los últimos tiempos, ningún economista relevante se ha posicionado a favor de volver al patrón oro. Los impedimentos prácticos de volver son ya suficientes para retractarse de esta idea. Con el nivel de comercio y de dinero en circulación que tenemos ahora, sería prácticamente imposible volver a un mundo tan lento y unilateral como el que existía cuando el patrón oro estaba en uso. La oferta de oro es limitada, y su precio depende de factores que un sólo país no puede controlar, como el descubrimiento de nuevos yacimientos o la entrada de otros países al sistema. Si un país entra y ata el precio de su moneda al precio del oro, se tendría que dedicar a la compra de oro, ocasionando el aumento de la demanda de oro de forma brusca aumentando el pecio, ya que la oferta no podría adaptarse para mantener estable el precio, y generando finalmente deflación en la economía, sin que el banco central haya podido hacer nada por evitar todo esto.

Incluso me atrevería a decir, reflexionando un poco más, que el sistema que tenemos ahora es más real que aquel que ataba su valor al oro. El sistema que tenemos ahora se sostiene sobre una idea mucho más básica, que los seres humanos comerciamos, intercambiamos cosas porque así todos tenemos más cosas como individuos. Nos especializamos, hacemos un sólo producto o servicio, lo hacemos bien y lo intercambiamos a otros que hacen otro servicio o producto que nos interesa. El valor real del dinero ficticio es que los seres humanos necesitamos organizarnos de algún amanera para poder intercambiar esa cadena de servicios y cosas con facilidad, y que mientras vivamos en sociedad y seamos humanos y animales, necesitamos el dinero como medio de cambio, y necesitaremos que este tenga un valor concreto en el que, queramos o no, debemos creer, porque de eso depende que yo pueda vender al prójimo y que este me pueda vender a mí. Quizás es, irónicamente, más real el dinero ficticio que el dinero atado al precio cambiante del oro.

Espero que esto sea suficientemente para convencer a cualquiera de que el patrón oro no serviría como método de organización económica de la sociedad en la que ahora habitamos. Algunos miran al pasado con nostalgia y en ocasiones acaban por creer que pueden traerlo de vuelta. No olvidemos que la memoria es una cosa muy extraña, que delira con el tiempo y escoge los recuerdos que almacena. Nos dejamos llevar por la ficción de que todavía vivimos allí, en aquel pasado en el que las cosas no eran tan extrañas. Pero no, vivimos en un mundo que, queramos o no, es diferente y pide acciones nuevas, diferentes y difíciles. Está es la única forma de adelantarse a lo que viene y estar a la cabeza del mundo que vendrá.

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Daniel Alonso Viña
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Written by Daniel Alonso Viña

Escritor de poca monta sobre temas que me vienen demasiado grandes.

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