LOS RETOS DEL MUNDO GLOBAL
1. El Foro Económico Mundial, Davos 2020.
El tema principal de la reunión del Foro Económico Mundial de este año ha sido el cambio climático, las consecuencias del aumento de la temperatura, la destrucción de ecosistemas y la contaminación provocada por las industrias que operan globalmente sin normativa que limite su impacto medioambiental. Actuar con medidas concretas que transformen la sociedad, las empresas y la forma en que consumimos es mucho menor que el de no hacer nada. Greta Thunberg a supuesto, para bien o para mal, un shock para los países desarrollados en este respecto. Estos son los que tienen la capacidad y los recursos para modificar las políticas y virar la dirección hacia la economía del futuro.
1.1. La importancia de las multinacionales y los fondos de inversiones.
El mundo desarrollado es el poseedor de las empresas que operan a nivel mundial en las cadenas de montaje internacionales, así como el capital y la capacidad de inversión. Estos son necesarios para influir sobre las decisiones que toman las viejas empresas multinacionales en cuanto a respeto medioambiental, además de sobre las decisiones que toman las nuevas generaciones en términos de creación de empresas y servicios dirigidos a un modo de vida en concordancia con los objetivos y la nueva cultura medioambiental.
Los fondos de inversiones limitan sus actuaciones a empresas que cumplan con ciertas normas de carácter ecológico, así como fondos de millones de dólares dedicados únicamente a la promoción de energías renovables. Los Estados también están tomando medidas para evitar la contaminación y promover el consumo de productos renovables, que respeten el medioambiente y no generen residuos contaminantes en el proceso. La promoción del reciclaje, la consumición de opciones alternativas al plástico, la utilización y subvención a la compra de vehículos no contaminantes, son algunos de estos ejemplos.
Sin embargo, esto son políticas del mundo desarrollado, y estos países son los menos, ya que el impacto más significativo lo ocasionan los países en vías de desarrollo productores de todos los bienes que se proporcionan al primer mundo y a ellos mismos. Aquellos deben reducir la producción, pero nosotros debemos reducir el consumo de estos productos no duraderos y no reciclables. Nuestro sistema de mercado está caracterizado por él consumismo no sostenible en el largo ni en el medio plazo. Pero la transición implica sacrificios que nadie que realizar. Esperemos que se adhieran a este modelo países en vías de desarrollo como China o la India, ya que, si su población se comportará como nosotros ahora, consumiendo y generando los residuos que generamos nosotros, sería insostenibles para el planeta.
1.2. El ciclo de regeneración de la Tierra.
Además, el ciclo de regeneración de la tierra está siendo atacado en todos sus flancos. Los glaciares que mantienen estable la temperatura de la tierra se derriten, los bosques que absorben el dióxido de carbono y lo convierten en oxígeno están siendo devastados, los ríos están contaminados; los corales, a consecuencia del cambio en la temperatura del agua, desaparecen, y con ellos los hábitats más ricos en biodiversidad de la tierra; aparte del oxígeno que generan. La Tierra no está siendo progresivamente destruida, sino que simultáneamente son atacados todos los puntos claves que permiten a esta regenerarse. El proceso natural de la Tierra está siendo atacado de forma extremadamente destructiva y descuidada, precisamente a manos de los seres que la habitan y que requieren de su funcionamiento para su supervivencia.
Por todo esto, el cambio climático y la destrucción de los recursos vitales de la Tierra han sido el punto más relevante de esta reunión en Davos.
1.3. Las migraciones y el efecto del cambio climático en el tercer mundo. .
Las migraciones masivas que suceden en el presente por guerras o sistemas autoritarios ya suponen un reto para los países receptores, por no hablar de las migraciones que ya empiezan a constatarse como causa del cambio climático. Desplazamientos de millares de personas en países del tercer mundo como consecuencia de la destrucción de ecosistemas por culpa de las actuaciones de otros países, que en ningún futuro aparente se harán responsables del destino de sus residuos. Me refiero a la contaminación ambiental, los residuos generados en unos países y que afectan a la supervivencia de comunidades y poblaciones enteras en otros. El tercer mundo sigue subsistiendo y alimentándose gracias al ecosistema que les rodea, desde las playas en las que van a pescar el alimento hasta los bosques o las praderas que utilizan para la agricultura o para el pasto de sus animales. Estos ecosistemas se han vuelto extremadamente frágiles, siendo objeto de enormes shocks incontables debido a temperaturas extremas, incendios, destrucción del hábitat natural de las especies que les sirven de alimento, y las cada vez más comunes catástrofes naturales como huracanes o inundaciones. Estos cambios les obliga a desplazarse hacia zonas más fértiles en busca de mejores condiciones, para su máximo desagrado.
El tercer mundo no puede lidiar con estos cambios adquiriendo productos del exterior mientras pasa el temporal. Las zonas de pesca y los bancos de peces se vuelven insuficientes para alimentar a la población que en su día se instaló allí por las buenas condiciones del hábitat. Ahora, los peces son escasos y la zona está contaminada porque las corrientes marinas atraen a sus costas la basura producida en otros continentes. Las continuas sequías impiden a los agricultores alimentar a sus familias y comerciar en la población a la que pertenecen, viéndose obligados a desplazarse a otras partes. Los países causantes de estás vicisitudes rechazan hacerse responsables de las consecuencias de su actividad y su desarrollo, y estas personas se ven abocadas a la discriminación y el rechazo allá adónde van. El mundo desarrollado ha puesto en marcha proyectos de desarrollo y ayudas, pero no son suficiente, y no están ni mucho menos acordes con la capacidad monetaria que tienen estos países para ayudar a los países menos afortunados histórica y políticamente.
1.4.Contexto internacional.
Desde el punto de vista de las actuaciones necesarias, hay que analizar el difícil contexto en el que estás han de suceder en los próximos años. El centro económico y el poder político está cambiando. Europa pierde relevancia frente a los países asiáticos y árabes que, liderados por China en una parte y por Arabia Saudí en otra, se están convirtiendo en el centro de interés económico global por el potencial disruptor y de oportunidades que poseen. Esto implica que el centro de poder político y económico se está moviendo desde países democráticos, libres e igualitarios, hacía países con una política autoritaria, una diplomacia internacional precaria y mal definida. Liderados por personas de estado que, si bien tienen el control absoluto, están a merced de los sentimientos religiosos y de ideas irrealistas de un futuro imperialista, inconcebibles en un mundo pacífico y desarrollado como aquel al que debemos aspirar. El límite territorial que define las fronteras en muchos de esos estados está considerado como una coyuntura temporal, a la espera de la obtención del suficiente poder para derrotar a los países fronterizos y expandir una serie de valores propios nacionales que parecen sobrevivir solo si se mantienen en continuo conflicto con el resto del mundo.
Los organismos internacionales se han vuelto obsoletos en su capacidad para hacer efectivos los acuerdos, para lidiar con los conflictos y para tomar decisiones conjuntas que afecten positivamente al futuro de los países. Los países participantes cuestionan la pertenencia a todos estos organismos, han dejado de ver claro el beneficio que obtienen de ello, haciendo que estos se vuelvan aún más inútiles y estancados ante la reticencia de los participantes de colaborar entre fuera de un marco de beneficio nacional demasiado definido como para permitir la llegada a acuerdos que muchas dependen del compromiso y el sacrificio de parte los países para el beneficio global que opera en el largo y no en el corto plazo. La relación distante de Estados Unidos con la OTAN, la incapacidad de éste para actuar en conflictos de calado internacional, la falta de decisión de sus líderes por interés opuestos en guerras y actuaciones que se saltan la lista completa de derechos humanos; estos son sólo alguno de los ejemplos que vuelven a estas organizaciones inservibles poco a poco, haciéndolas perder un valor que del que ellas tanto dependen, la percepción de legitimidad en sus actuaciones. La salida de la Unión Europea de Inglaterra o las crisis democráticas en países de la UE con la llegada de pensamientos nacionalistas antieuropeos que se implantan en el poder. Ante esta ola de conflictos internos, los organismos internacionales y las instituciones que nos gobiernan se ven incapaces de hacer nada. Detrás de todo esto está una burocracia y un sistema político que permiten asumir lo puestos de liderazgo a personas no cualificadas para llevar a cabo los cambios necesarios.
1.4.1 Una nueva visión para Europa como líder moral del futuro.
Existe una falta clara de visión, de liderazgo, de decisión, más allá del ámbito técnico y económico. Europa necesita algo en lo que creer, Europa necesita un objetivo, un enemigo común, una causa común que haga a los europeos querer sentirse europeos de nuevo. En épocas de crisis o adversidad son los sentimientos, y no la razón, los que toman las decisiones, y a pesar de haber visto este efecto ocurrir durante la crisis, nuestros líderes no parecen haber aprendido nada o no parecen saber cómo solucionar el problema. Cambian la legislación de los bancos y fondos de inversiones, toman medidas radicales de política monetaria para salvar a Europa, pero no hacen nada para resolver el problema real, es decir, que ante una época de adversidad se haya cuestionado la Unión Europea. Esto no ha sucedido porque hayamos sufrido una crisis económica, si no porque sólo entendemos la pertenencia a esta organización como resultado de una evaluación de los pros y contras, de los beneficios y perjuicios de pertenecer a la Unión Europea. Sólo pertenecemos a la UE porque creemos que nos conviene para nuestro propio beneficio, y esto provoca que tiemblen los cimientos de Europa en los momentos de adversidad. Una crisis en Estados Unidos hace temblar al mundo entero, pero no pone en riesgo la unión del país, sus ciudadanos pertenecen a un sentimiento, a una nación con unos valores concretos, una cultura y una visión clara de lo que es ser ciudadano estadounidense. Europa podría hacer lo mismo, entendiendo que la pertenencia a una supranacional europea no tiene por qué devaluar el sentimiento a las naciones particulares. Igual que existe el sentimiento de pertenencia a la nación, y en un nivel inferior, pero con la misma relevancia puedes sentir que perteneces a la región de Baviera, y dentro de la región de Baviera puedes sentir que perteneces a la ciudad de Múnich. Cada nivel tiene un sistema de valores que se interrelacionan entre sí pero que no se superponen entre sí. Europa podría hacer lo mismo, pero a la vista está que ninguno de nuestros líderes tiene la capacidad ni el espacio político para realizar tarea de tal envergadura, al menos no en el momento presente.
1.4.2 La esfera árabe y asiática.
Pese a lo que muchos puedan pensar, esta apatía política y falta de objetivos está lejos de ser el problema en otras partes del mundo. Los países árabes, en este caso enfocando su energía en una dirección que mantiene en continua tensión al resto del mundo, están plagados de fervor político. Sólo que ese fervor tiene raíces religiosas y está cargado de una visión conquistadora que preocupa enormemente a occidente, y a cualquier país en su órbita que pretenda ser soberano y que abogue por el respeto de sus fronteras. Las dictaduras que los gobiernan y la radicalización de sus líderes y de sus visiones políticas y religiosas cada vez están más fuera de control en un mundo en el que Estados Unidos ha decidido desentenderse de su responsabilidad histórica en estos países, dejando libertad para la proliferación militar mientras sigue apoyando a los países con los que tiene conexiones económicas fuertes, pese a ser estos regímenes de dudosa moralidad y que frecuentemente son acusados de no respetar los más básicos derechos humanos.
Pero existe todavía otra esfera en la que el movimiento es rápido y los métodos más pacíficos. Los países asiáticos, liderados por China, están siendo transformados por la enorme inversión programada por este país para el desarrollo de las infraestructuras y el comercio entre los distintos territorios. En el contexto de la llamada ‘Belt and Road Initiative’, China está realizando inversiones en multitud de países como resultado de su expansión y apertura económica hacia nuevas fronteras y mediante métodos mercantiles. Firman acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales entre los países, proporcionan crédito para la construcción de infraestructura en países que de otra forma no hubieran podido conseguir la financiación necesaria, y construyen trenes, puertos, carreteras, aeropuertos y oleoductos. Promocionan y trabajan para que los acuerdos incluyan cambios en la legislación fronteriza, reducción de aranceles, disminución de la legislación y el papeleo necesario para la importación y exportación legal de bienes y servicios. Es evidente, y no tratan de ocultarlo, que en esta persecución por la apertura del comercio internacional persigue intereses propios en la creación de nuevas oportunidades de inversión, nuevos centros de consumo y la exportación de una industria de la construcción que estaba saturada en el país y con riesgo de decaer. Sin embargo, estos acuerdos y el marco de valores bajo el que se firman son de respeto y discusión equitativa con los países y gobiernos receptores de estas ayudas.
1.5.Conclusión.
Los problemas aquí planteados son globales, y por tanto las soluciones necesarias han de serlo también. Pero esto último no es tan fácil. La globalización está en receso y la capacidad para acuerdos entre los países cada vez se hace más complicada, los mecanismos y medidas que se acuerdan entre los países no se ponen en práctica, pero no existen formas de obligar a los países a hacerlos efectivos, ya que dependen por completo de la bondad y voluntad de los países el llevar a cabo las actuaciones necesarias para cumplir con los objetivos. En un mundo militarizado en el que la geopolítica funciona de forma táctica y calculada, la bondad o la iniciativa no tienen cabida sino es para el beneficio directo de la propia nación.
Este contexto internacional, en pleno cambio y transformación, impide que se tomen las medidas necesarias para luchar contra el cambio climático, evitar el aumento de la temperatura de la Tierra y poner en marcha las ayudas necesarias para el control de las consecuencias y los desplazamientos ocurriendo en este momento. Hace falta más consenso, más voluntad genuina de consenso y colaboración para solucionar estos problemas. Pero las reuniones internacionales en las que confiamos para que resuelvan estos problemas están cargadas de escepticismo y posiciones egoístas que no ceden y piden sólo el cumplimiento categórico de las demandas antes de pasar a las obligaciones. Este es el contexto en el que se han de resolver temas acuciantes todos relacionados con el cambio climático, y es por eso que este ha sido el tema central del Foro de Davos.
2. La desigualdad en el Foro de Davos.
La desigualdad y la pobreza no ha estado presente de forma directa en esta edición del Foro de Davos, pero sí de forma indirecta de manera tangencial relacionado con los temas que se han discutido en el foro. Las consecuencias del cambio climático son mucho más catastróficas para los países en situación precaria en los que la coyuntura climática les afecta de manera profunda y exponencial, poniendo en marcha toda una serie de catástrofes a nivel humano que no tienen mecanismos ni recursos para detener. Las comunidades y países en las peores situaciones son las que más sufrirán los efectos del deterioro del planeta, la desigualdad económica y en última instancia el abismo vital que los separa y que hace diferente cada segundo de la existencia de estas personas.
3. La desigualdad desde los Informes de Naciones Unidas y Oxfam.
La desigualdad sigue siendo un problema serio, que ha evolucionado a lo largo de los años, pero que ni mucho menos se ha solucionado. A grandes rasgos, la desigualdad a nivel global ha disminuido mientras que la desigualdad dentro de los países ha aumentado. La globalización ha reducido la pobreza extrema, pero ha aumentado el número de multimillonarios en el mundo, generando una acumulación de riqueza en el uno por ciento de la población sin precedentes. Gracias a la globalización y a las políticas nacionales permisivas de impuesto sobre las rentas altas, los ricos no pagan impuestos en sus países de origen; y gracias a las nuevas tecnologías y el desarrollo de las finanzas, estos no tienen más que poner su dinero en el sistema financiero para conseguir grandes recompensas.
3.1. Colaboración entre las esferas locales, nacionales y globales.
La solución a estos problemas han de coordinarse entre el ámbito local, nacional y global. Para que existan políticas eficaces de impuestos sobre las rentas más altas que eviten que estos capitales se vayan del país en el que se implanten, se requiere coordinación de los organismos internacionales y acuerdos globales para impedir la evasión de impuestos. También debe existir la voluntad política de cargar a estas personas con un impuesto justo, mediante el cual devuelvan el favor a la sociedad que les ha permitido desarrollarse en su seno y que ahora necesita de sus recursos para construir una sociedad mejor y seguir creciendo de forma conjunta, sin que nadie se quede atrás. A nivel global también debemos tratar el tema de la desigualdad, no sólo el de la evasión fiscal. En cuanto a la desigualdad, la forma de atacar este tema debe ser multinivel, de forma que exista perfecta y eficaz coordinación entre el nivel global, nacional y local. Las iniciativas, las propuestas y el pensamiento sobre la desigualdad deben acogerse en el seno de una organización de carácter global capaz de coordinar todos los mecanismos, las cifras, las actuaciones y con autoridad y legitimidad para actuar en los casos más extremos de desigualdad. El nivel global debe ser capaz de ponerse en contacto y conversar y convencer al nivel nacional, a los gobiernos, para implantar medidas eficaces acordes con los progresos de la ciencia económica, social y psicológica respecto a los temas de la desigualdad, sobre el terreno de la desigualdad social provenientes de diferencias étnicas, de género o cualquier otro tipo de discriminación negativa. Los gobiernos muchas veces son reticentes a la implantación de estas medidas, debido al contexto social y político. La mayoría de los países del tercer mundo y en vías de desarrollo están gobernados por sistemas dictatoriales corruptos o regímenes de apariencia democrática en las que los intereses personales rampa a sus anchas y medidas de tipo social que requieren de conciencia ciudadana no entran en la agenda de estos políticos y gobernadores de ninguna manera. Tenemos que crear un mecanismo legítimo y transparente que permita realmente transmitir esos fondos obtenidos de las medidas impositivas altas a los ricos hacia los más desfavorecidos. En este contexto citó la Bill and Melinda Gates Foundation, organización de carácter no gubernamental transparente y legítima que administra fondos de miles de millones de euros para objetivos concretos y transparentes, creada como consecuencia de la realización de que no había ninguna fundación o gobierno al que poder confiar tal cantidad de dinero para que lo administre de forma segura y correcta, poniendo el dinero en proyectos determinados mediante procesos científico y estadístico sobre la importancia de aquellos. Sólo en este contexto de colaboración internacional y transparencia y desarrollo democrático de los países menos desarrollados, se puede entender una mejora real y rápida de la vida de las personas que hoy viven en niveles inhumanos de desigualdad y pobreza. No podemos culpar a los ricos de la desigualdad mientras olvidamos el hecho de que es la gobernanza y los sistemas de gobierno corruptos y fallidos los que perpetúan desde la legitimidad que tiene el estado, la pobreza institucionalizada y el retroceso con respecto a los brillantes avances de las sociedades tecnológicas.